domingo, 5 de diciembre de 2010

No voy a bajar al infierno

No voy a bajar al infierno
para ver a Dios conversar con el Diablo.
Jugando a los dados con nuestros pecados,
los ángeles se inyectan cocaína en las alas.
Ebrios en los prostíbulos del cielo,
los santos patronos fornican con Cristo,
mientras la hostia sagrada y el vino,
caen sobre la tierra en forma de lluvia ácida.

No voy a bajar al infierno
para suplicarle perdón a un enmascarado.
De pie frente al paraíso,
el ángel Gabriel le guiña un ojo a la Virgen.
La puta de Babilonia suspira,
y guarda en su manto las pastillas robadas,
mientras en la pobre tierra hoy nacen
seis mil seiscientas almas sin dueño.





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