sábado, 25 de diciembre de 2010

Genio jubilado

De una lámpara salir te vi,
enhumarado y malhumorado,
repleto de humo y enmascarado,
con los deseos neblinosos y flotantes te vi.
¡Miles de deseos flotantes y hermosos!
Deseos flotantes, deseos humeantes,
deseos enhumarados y reflejosos,
bien brillantes y despampanantes
como la hoja de un bisturí.

De una lámpara saliste, empapado,
acorazado y replegado, con los deseos
en tu pelo enredados, humareados y mareados,
los deseos ahogados, en la lámpara nadaban,
saltaban, bailaban, desopilaban,
jolgoreaban, bañados en frenesí…

Y saliste, hablaste y gritaste,
¡qué vida esta de mierda!, dijiste, con tus deseos,
tus mil y un deseos, todos esos deseos humeantes,
bien brillantes y despampanantes,
buscando humeosos un dueño,
deseosos buscándome a mí.


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