Tienes la transitividad fácil
y si la noche callejera me lo permite
prefiero desnudarte mis bolsillos
a que engendrar en tu rostro
el reflexivo de mi propia alma.
Quiero tragarme tu objeto directo,
tus pequeños sustantivos comunes,
conjugarte en los ojos el verbo,
dividirte en sujeto y predicado.
Ergativo es el suspiro que me dedicas,
suave y calmado, sin caso ni tiempo,
y en la consecutio temporum de tu sonrisa,
tus interjecciones me estremecen
de puro placer sintáctico.
Me enloquece tu morfología, niño,
y tus pronombres son el horror del incauto...
Ven y súbete a mi sistema de modo,
desnudo hazte morfema, hazte fonema,
hazte rasgo.
Hace 5 años
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